En los próximos capítulos de la serie La Promesa

La calma habitual del amanecer en el palacio se rompe de forma abrupta con una ausencia inquietante: Ángela no está en su habitación. Nadie la ha visto desde la noche anterior, y las primeras en advertirlo son las doncellas, que al descubrir la cama intacta, sin señales de haber sido usada, encienden la alarma. La pequeña maleta que solía descansar a los pies de su cama también ha desaparecido, lo que aumenta la sospecha de que algo grave ha sucedido.

Curro, al notar el silencio en el cuarto de su amada, corre a tocar la puerta. Al no recibir respuesta, empuja con el corazón en un puño y queda helado: la habitación está vacía, las prendas dobladas en la silla pero ningún rastro de ella. Desesperado baja las escaleras hasta la despensa, preguntando jadeante si alguien ha visto a Ángela. El desconcierto se instala en el rostro de todas las criadas. Pía, visiblemente preocupada, confirma que la joven no pasó la noche allí. La noticia corre como pólvora, y hasta Alonso, al entrar al salón, percibe la tensión.

Pronto se organiza una búsqueda general. Alonso ordena revisar jardines, caminos y alrededores. Criados y caballos se movilizan. El mayordomo Cristóbal dirige las operaciones con rigidez, pero deja claro que Curro no participará. Lo considera un simple sirviente y le niega autoridad. Curro, indignado y herido, replica que se trata de la mujer que ama, no de un capricho, pero Cristóbal se mantiene firme. Aun así, el joven decide en silencio que desobedecerá.

La angustia lo consume, y solo encuentra consuelo en las palabras de Pía, quien también sospecha de alguien: Lorenzo de la Mata. La gobernanta recuerda las amenazas del capitán y no duda en señalarlo como el principal sospechoso. Curro lo sabía en el fondo, y la confirmación alimenta su rabia. Está convencido de que Lorenzo es el responsable del secuestro de Ángela.

Mientras tanto, en otro frente, Manuel se arriesga con un plan audaz: sobrevolar los terrenos en su avión junto a Enora, esperando divisar alguna señal desde el aire. Recorren bosques, colinas y el río cercano, pero tras horas de vuelo, regresan sin resultados. La frustración se multiplica y la tensión en el palacio crece: Ángela parece haberse desvanecido en el aire.

Esa misma noche, Curro, decidido a actuar por su cuenta, sale a escondidas de la finca. En medio de la oscuridad, el destino lo pone frente a frente con una visión inquietante: Lorenzo caminando hacia el bosque, con capa oscura y un farol en la mano. Curro se esconde tras un árbol y lo sigue en silencio hasta llegar a una cabaña abandonada, apartada del pueblo, con las ventanas tapiadas. Lorenzo entra y al rato se marcha sin percatarse de que lo vigilan.

Cuando el camino queda despejado, Curro se arma de valor, fuerza la puerta y al abrir se topa con la escena que temía: Ángela está atada a una silla, exhausta pero viva. La joven lo reconoce entre lágrimas y le confiesa que fue Lorenzo quien la secuestró para obligarla a casarse. Curro rompe las cuerdas con desesperación y la abraza con fuerza, prometiéndole que nunca más permitirá que la separen de él.

Con ella apoyada en su hombro, regresa al palacio. La entrada de ambos al patio provoca un revuelo general: criados, Alonso y Pía corren hacia ellos, incrédulos y emocionados. En ese instante aparece Lorenzo, todavía con la capucha, sin sospechar que su secreto ha sido descubierto. Al ver a Ángela libre junto a Curro, queda pálido.

El joven lo señala frente a todos: “Fue él, secuestró a Ángela y la mantuvo prisionera”. La muchacha confirma con voz temblorosa pero firme que Lorenzo la amenazó para obligarla a aceptar un matrimonio y que incluso habló de destruir a su madre si se negaba.

Por unos segundos reina el silencio absoluto, hasta que Alonso, desbordado de furia, encara al capitán. Lorenzo intenta defenderse acusando a Curro de mentiroso, pero la llegada de Manuel y Enora con una prueba lo condena: la llave de la cabaña, que Lorenzo dejó caer sin darse cuenta. El objeto encaja perfectamente en la cerradura del lugar donde hallaron a Ángela.

Acorralado, Lorenzo pierde la compostura y suelta una confesión velada, justificando su crimen como una “lección” para la joven. Sus propias palabras se convierten en su ruina. Alonso ordena inmediatamente que lo entreguen a las autoridades. Los guardias lo sujetan mientras él se resiste y lanza maldiciones, prometiendo venganza.

En medio del tumulto, Curro abraza a Ángela con fuerza mientras ella llora de alivio. “Sabía que vendrías”, le susurra entre lágrimas. El joven, con voz firme, le promete que nadie volverá a apartarlos.

Y cuando todo parece haberse calmado, aparece Leocadia. Su rostro refleja la dureza habitual, pero en sus ojos brilla algo distinto: un orgullo herido y un leve alivio. Se coloca frente a Curro y por un instante el silencio se hace pesado. Todos esperan un reproche, pero en lugar de eso, la mujer sorprende a todos: agradece a Curro por haber salvado a su hija. Una frase breve, pero que sacude a los presentes y abre un nuevo capítulo en su relación.

Así, con el desenmascaramiento de Lorenzo y la unión de Curro y Ángela fortalecida tras el rescate, la trama de La Promesa vive uno de sus giros más intensos. Quedan en el aire interrogantes decisivos:

• ¿Aceptará finalmente Leocadia a Curro como yerno tras su valentía?
• ¿Qué repercusiones tendrá la detención de Lorenzo en el equilibrio de poder dentro del palacio?
• ¿Podrá el amor de Curro y Ángela sobrevivir a tantas intrigas y amenazas?

En los próximos episodios, La Promesa promete más tensión, revelaciones inesperadas y un futuro incierto para todos sus habitantes.