
LEOCADIA INSPIRADA EN LOS BORGIA HACE SU ÚLTIMO ENCARDO || CRÓNICAS de #LaPromesa
En los últimos capítulos de La Promesa, la tensión ha alcanzado un nivel insoportable, especialmente en torno a doña Leocadia de Figueroa, conocida por muchos como “la postiza”. Hasta ahora, esta mujer ha mostrado un semblante dócil, aparentemente resignado, sometida a las exigencias del temido capitán Lorenzo de la Mata, apodado “el capitán garrapata”. Sin embargo, tras esta fachada se oculta una estratega calculadora, fría y astuta, cuya paciencia parece haber llegado a su fin. Todo apunta a que se avecina un golpe maestro que recuerda, por su complejidad y frialdad, a las intrigas más célebres de la familia Borgia.
Desde hace tiempo, Lorenzo presiona a Leocadia utilizando su arma más poderosa: un secreto mortal. Él conoce la implicación de ella en la muerte de Hann Expósito, un crimen que, de salir a la luz, destruiría para siempre la reputación y la libertad de la mujer. Esa sombra pesa tanto que incluso ha logrado doblegar a Leocadia, obligándola a sacrificar la felicidad y la libertad de su propia hija Ángela para mantener enterrada la verdad. El chantaje del capitán es tan eficaz que hasta ahora ha mantenido a la postiza atada de pies y manos.
Sin embargo, quienes conocen a Leocadia saben que ella jamás permite que alguien la controle durante demasiado tiempo. Su historia dentro de La Promesa demuestra que no le tiembla el pulso cuando se trata de tomar decisiones drásticas para proteger su posición, su imagen y su secreto. En otras ocasiones ya ha mostrado su disposición a mancharse las manos, y la muerte de Hann es la prueba más clara: entonces no encargó el crimen a nadie, sino que lo cometió directamente. Esa frialdad y determinación son ahora las claves que podrían sellar el destino de Lorenzo.
El capitán ha jugado su última carta oscura: pretende forzar la boda de Ángela con un hombre al que detesta y desprecia, un matrimonio sin amor que la privaría de su libertad pero le otorgaría título y fortuna. Lorenzo ve en esta unión la culminación de su estrategia para dominar a Leocadia, pero ignora que está despertando a la fiera que dormía bajo la máscara de sumisión. Las palabras de Leocadia en sus recientes enfrentamientos con él dejan entrever su hartazgo y su decisión de poner fin a esta situación a cualquier precio.
El paralelo con los Borgia no es casual. Rodrigo Borgia —el Papa Alejandro VI— y sus hijos César y Lucrecia fueron célebres en la Italia del Renacimiento por sus conspiraciones, venenos y asesinatos por encargo. Si alguien se interponía en sus planes, desaparecía de manera discreta y sin dejar rastro. Esta estrategia de eliminar obstáculos sin manchar directamente las manos propias parece inspirar ahora a Leocadia, quien dispone de contactos y recursos suficientes para planear un “último encargo” frío y calculado. No sería necesario que ella misma ejecutara el golpe; bastaría con contratar a un profesional que acabe de una vez por todas con el capitán garrapata.
La serie ya nos ha mostrado cómo en la joyería Job —negocio vinculado al padre de Vera— se mueven más que joyas y esmeraldas; tras su escaparate reluciente laten redes y contactos oscuros capaces de llevar a cabo encargos mucho más siniestros. Leocadia podría recurrir a estos mismos canales, u otros aún más ocultos, para deshacerse de Lorenzo. No sería la primera vez que lo hiciera, y todo indica que tampoco le temblaría el pulso si de esa acción dependiera recuperar su libertad y su control.
Este escenario coloca al espectador ante un inminente choque final. Lorenzo sigue presionando y chantajeando, confiado en que el miedo de Leocadia lo protege, mientras ella aguarda el momento justo para contraatacar. Las comparaciones con los Borgia se vuelven cada vez más claras: como aquellos renacentistas que no dudaban en utilizar venenos o asesinos silenciosos para eliminar a sus enemigos, Leocadia parece decidida a ejecutar su propia versión de ese plan.
La gran pregunta es si este “último encargo” será realmente la solución definitiva para el problema que representa Lorenzo o si el destino le tendrá reservada una vuelta de tuerca inesperada. Lo que es seguro es que la paciencia de Leocadia se ha agotado y que, fiel a su estilo, no permitirá que otro decida su final.
Este potencial giro argumental no solo pone en riesgo a Lorenzo, sino que también agita el destino de otros personajes. Curro y Ángela, por ejemplo, viven con el temor de que Lorenzo descargue su furia sobre ellos. Curro es considerado por muchos el eslabón más débil de esta historia, y Ángela teme por su seguridad mientras ambos sueñan con fugarse para escapar de esta telaraña de poder y chantaje. Pero mientras ellos buscan una salida, Leocadia parece estar preparando una resolución más contundente.
El público de La Promesa lleva tiempo esperando la caída del capitán garrapata, uno de los villanos más odiados de la serie. Las redes se llenan de comentarios preguntando cuándo llegará su fin. Aunque aún no hay una fecha clara, la narrativa del programa ha demostrado que en La Promesa todos los villanos acaban pagando por sus actos, aunque tarde en llegar. Como dice el refrán, “a todo cerdo le llega su San Martín”. Y todo indica que el momento de Lorenzo está cada vez más cerca.
Así, la trama actual se perfila como un homenaje velado a las grandes intrigas históricas, con Leocadia de Figueroa en el papel de estratega implacable que, inspirada en los Borgia, podría estar a punto de ejecutar su jugada más peligrosa y definitiva. Si este “último encargo” tiene éxito, no solo significará el fin de Lorenzo de la Mata, sino también el triunfo de la postiza sobre quienes intentaron someterla. Y con ello, La Promesa podría cerrar uno de sus arcos más oscuros y esperados, cumpliendo el deseo de una audiencia ansiosa por ver justicia —o venganza— en acción.