Hola, soy tu Gustav. Aquí me tienes como de costumbre con una historia de La Promesa que merece ser contada
En este nuevo adelanto de La Promesa, nos sumergimos en un episodio que promete ser de los más intensos y dramáticos de toda la serie. Si el capítulo anterior ya nos había dejado helados con el anuncio inesperado del compromiso de Ángela con el capitán Lorenzo de la Mata y con la misteriosa desaparición de Catalina, lo que viene ahora multiplica la tensión. El ambiente en el palacio está cargado de sospechas, reproches y secretos que, poco a poco, van saliendo a la luz, convirtiendo a la finca en un auténtico campo de batalla donde nadie puede confiar en nadie.
El primer golpe llega con el anuncio público de Leocadia durante la cena. De pie, copa en mano, proclamó con firmeza que su hija Ángela se casará con Lorenzo de la Mata. La noticia todavía retumba en cada rincón de La Promesa. Los criados, los señores y hasta los propios invitados quedaron atónitos. Nadie entiende cómo la mujer pudo decidir entregar a su hija a un hombre de semejante reputación. La incredulidad se mezcla con la rabia y la desconfianza.

El marqués Alonso no tarda en reaccionar con furia. Cansado de guardar silencio, le dice directamente a Leocadia que lo que ha hecho es un verdadero disparate. Para él, permitir esa unión es como ofrecer un ángel en manos del mismísimo demonio. Además, le recuerda con crudeza que Lorenzo ya hizo sufrir terriblemente a Eugenia, su cuñada, y que la historia está destinada a repetirse. Aunque sus palabras suenan duras, no cabe duda de que Alonso tiene toda la razón: está defendiendo lo poco de dignidad que le queda a su familia frente a una alianza impuesta y peligrosa.
En medio de este caos, Ángela se siente completamente traicionada por su madre. Desesperada, busca consuelo en Curro. Llena de nerviosismo y confusión, le confiesa que no sabe qué hacer, que todo se ha vuelto oscuro y sin salida. Curro, todavía en shock, apenas encuentra palabras. Solo acierta a decir que él tampoco sabe cuál es el camino a seguir. Ambos se hallan en una encrucijada: continuar su amor en secreto o rendirse ante el chantaje de Leocadia y Lorenzo.
Lo que ni Ángela ni Curro imaginan es que Leocadia ya está al tanto de su relación. La “postiza”, como algunos la llaman en tono sarcástico, descubrió a los jóvenes y ahora utiliza esta información como arma para manipularlos. Todo lo que trama busca separarlos, y en este capítulo veremos cómo Curro empieza a sospechar que las piezas encajan demasiado bien. De hecho, se atreverá a decirle a Ángela que todo esto no es más que un plan urdido por su madre junto con el capitán. Y, en efecto, su intuición no falla.
La bomba del compromiso no solo sacude a la familia principal. Los criados y otros habitantes del palacio quedan igualmente estupefactos. En la cocina, las cocineras y doncellas se preguntan si no habrán entendido mal las palabras de Leocadia. Incluso Ricardo Pellicer, incrédulo, sugiere que debía de tratarse de una broma. Pero no: lo dicho en la mesa es tan real como inquietante. El compromiso sigue en pie, aunque muchos lo perciban como una pesadilla.
Por si esta tormenta no fuera suficiente, llega un segundo golpe devastador: la desaparición de Catalina y sus hijos. La noticia corre como pólvora por los pasillos del palacio. El miedo y la confusión se apoderan de todos, hasta que finalmente los bebés son encontrados en el cobertizo, a salvo pero sin su madre. Ese mismo cobertizo que antes fue escenario de las travesuras de Martina, ahora se convierte en un lugar marcado por el misterio y el dolor.
La angustia de Adriano al enterarse es desgarradora. Incapaz de entender cómo Catalina pudo dejar atrás a sus pequeños, se derrumba por completo. Entonces llega la carta, encontrada cuidadosamente en la cuna de los mellizos. El mensaje es claro: Catalina asegura que su marcha responde únicamente a la necesidad de proteger a sus hijos. Teme que Lorenzo intente utilizarlos como moneda de cambio en sus intrigas, y por eso ha tomado la dolorosa decisión de sacrificarse. Prefiere renunciar a su libertad antes que poner en riesgo a sus criaturas.
Sin embargo, no todos creen en la autenticidad de la carta. Algunos sospechan que fue manipulada o incluso colocada allí por la propia Leocadia, la gran estratega que parece mover todos los hilos. Las cocineras Candela y Simona lo comentan entre susurros: esto no es normal, Catalina jamás habría abandonado a sus hijos sin luchar. Y tienen razón: todo indica que hay una conspiración detrás, una trama en la que Leocadia actúa como una pantera con garras afiladas.
La desaparición de Catalina y el compromiso de Ángela no solo generan caos en la familia, sino también en el servicio. Cristóbal y Petra asumen el mando, aprovechando la ausencia de Pía, pero su autoridad despierta malestar. María Fernández y otros compañeros no dudan en expresar su descontento, criticando la dureza del mayordomo y la inflexibilidad de la ama de llaves. Incluso el padre Samuel, siempre conciliador, siente que la situación se le escapa de las manos. El ambiente se polariza, los bandos se definen y La Promesa empieza a parecer un campo de batalla silencioso.
El panorama se oscurece aún más con el deterioro de la salud de Petra. Lejos de mejorar, su estado empeora cada día: dolores en el cuello, rigidez en la mandíbula, cambios de humor constantes. El padre Samuel, preocupado, le aconseja tomarse las cosas con calma, pero ella no escucha. Para la mayoría del servicio, sus síntomas no son más que mal carácter o una simple tortícolis. Nadie sospecha que detrás se esconde una enfermedad mucho más grave, posiblemente irreversible. Petra se hunde poco a poco, sin que nadie tome medidas a tiempo. La sombra de un desenlace fatal comienza a cernirse sobre ella.
Con Catalina desaparecida, Ángela acorralada por un matrimonio indeseado, Leocadia jugando con la vida de todos, y Petra debilitándose en silencio, el palacio se convierte en un hervidero de intrigas. Cada pasillo guarda secretos, cada mirada esconde miedo, y cada decisión puede desencadenar una catástrofe.
El capítulo 681 se perfila como un punto de inflexión. Los espectadores seremos testigos de cómo los personajes enfrentan dilemas imposibles:
- Alonso, que se debate entre defender a Ángela y proteger el honor de su apellido.
- Curro, que busca una salida para su amor con Ángela, aun sabiendo que están siendo manipulados.
- Adriano, que llora la ausencia de Catalina mientras la carta lo atormenta con dudas.
- El servicio, dividido y tenso bajo el mando de Cristóbal y Petra.
- Y Petra misma, atrapada entre su enfermedad y el peso de un carácter que ya no logra controlar.
La tensión aumenta y el peligro acecha en cada esquina. La Promesa ya no es un hogar seguro, sino una trampa mortal de pasiones, chantajes y secretos. Lo que se avecina no solo pondrá a prueba los lazos familiares y laborales, sino que decidirá quién logra sobrevivir en medio de la tormenta.
Y como siempre, aquí estoy yo, Gustav, para contarte cada detalle de este drama palpitante. Porque lo que ocurre en La Promesa no es solo ficción: es un espejo de las pasiones más oscuras y de los sacrificios más dolorosos. Así que no apartes la vista, porque lo peor… está aún por llegar.