La tensión en La Promesa alcanza un punto crítico cuando los recientes acontecimientos sacuden la estabilidad de la finca. Manuel, atrapado en una espiral de emociones intensas, desata su furia contra Curro en un enfrentamiento que deja al descubierto viejas heridas y nuevas rencillas. Entre palabras cargadas de resentimiento y reproches sin filtro, la rabia de Manuel explota, convirtiendo la confrontación en un duelo verbal implacable. Curro, por su parte, se ve obligado a soportar no solo las palabras de Manuel, sino también las burlas de un capitán que no le da tregua y la actitud desafiante de Santos, quienes parecen disfrutar de su infortunio.
Mientras tanto, María Fernández intenta recuperarse tras un desmayo que la ha dejado vulnerable. Pero su tranquilidad dura poco, ya que Petra irrumpe con violencia, golpeándola sin piedad y reafirmando su dominio con una crueldad sin límites. María, indefensa, se enfrenta a la ira de Petra, quien parece más determinada que nunca a imponer su voluntad a cualquier precio.
En otro sector de la casa, Leocadia reafirma su posición de autoridad y deja claro que todas las decisiones de la finca ahora dependen de ella. Enfrentándose a la ama de llaves, anuncia con voz firme que su liderazgo será inquebrantable. Sin embargo, en medio de esta lucha de poder, Petra no puede evitar recordar a Cruz, sintiendo por primera vez el peso de su ausencia.
Catalina, por su parte, sigue entregada a sus responsabilidades en la finca, delegando en Martina la organización de una reunión con los arrendatarios. Pero su dedicación absoluta despierta la inquietud de Jacobo, quien siente que su prometida se está alejando de él. Para Jacobo, la obsesión de Catalina por la finca es una amenaza para su futuro juntos, y la distancia emocional entre ellos comienza a crecer.
Mientras tanto, Candela oculta un secreto que podría cambiarlo todo. Con miedo y dudas, le confiesa a Lope que ha visto a Antoñito, el hijo de Simona, refugiado en la finca. Sin embargo, decide guardar silencio para evitar herir a su amiga, sumiendo la casa en un clima de incertidumbre.
El estallido de Manuel contra Curro deja secuelas profundas, llevando a Manuel a tomar una decisión que impactará a toda la familia Luján: se marcha de La Promesa. La noticia de su partida deja a todos conmocionados, aunque la realidad es que Manuel no ha ido tan lejos como todos creen. Su ausencia pesa sobre la casa, dejando un vacío que parece imposible de llenar.
Ángela, aferrándose a la esperanza, intenta reconectar con Curro, pero él, abrumado por la situación, se distancia aún más. La tensión emocional entre ambos es evidente, y la lucha entre el amor y el deber se hace cada vez más dolorosa.
En medio del caos, Leocadia sigue ejerciendo su control férreo sobre la casa, mientras cada uno de los protagonistas enfrenta sus propias batallas. Con cada mirada, cada palabra y cada decisión, La Promesa se convierte en un escenario de emociones a flor de piel, donde el pasado y el presente se entrelazan en una lucha constante por el poder, la redención y la supervivencia.