Bienvenidos a este nuevo vídeo de avance de La Promesa del lunes 22 de septiembre de 2025
En la próxima entrega de La Promesa, el palacio entero se verá sacudido por una serie de acontecimientos inesperados que marcarán un antes y un después en la vida de sus habitantes. Lo que parecía un día tranquilo pronto se transformará en una pesadilla que pondrá a prueba la resistencia, la lealtad y los secretos de cada uno de los personajes.

La calma se rompe con la repentina desaparición de Catalina y los niños. Nadie sabe cómo ni cuándo ocurrió, solo que de un momento a otro ya no estaban en sus habitaciones. El hallazgo de las estancias vacías despierta un pánico inmediato. Los criados corren de un lado a otro intentando dar con alguna pista, y los pasillos se llenan de susurros y conjeturas. La ausencia de Catalina, junto con los pequeños, no es un asunto menor: para el palacio, es un auténtico escándalo que pone en riesgo la reputación de todos.

En medio de este caos, Adriano emerge como una figura desesperada. Consumido por la angustia, recorre cada rincón del lugar en busca de su hermana y de los niños. Su respiración entrecortada y la desesperación en su mirada revelan la magnitud de su dolor. Revisa jardines, sótanos y corredores oscuros, sin descanso, convencido de que aún hay tiempo para encontrarlos. Cada puerta cerrada se convierte en un obstáculo y cada silencio en un grito que lo desgarra.

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Pero mientras Adriano se deja arrastrar por la desesperación, el varón mantiene una actitud mucho más enigmática. En un giro inquietante, se encuentra con una figura misteriosa, alguien que parece estar directamente relacionado con un plan oscuro cuyo objetivo es separar a Catalina de su familia. Esa presencia sombría plantea más preguntas que respuestas, y abre la puerta a un complot que amenaza con desestabilizar no solo a la familia, sino también la paz del palacio entero.

En paralelo, en el corazón de la cocina, la tensión adopta otra forma. Teresa y Simona, siempre atentas a las vidas sentimentales de quienes las rodean, intentan animar a Enora para que dé un paso importante con Toño. Las dos cocineras creen que la joven tiene delante de sí una oportunidad para encontrar felicidad, pero el entusiasmo se enfría pronto. La sombra de la desconfianza cae sobre Enora cuando Manuel le confiesa a Simona sus sospechas sobre la muchacha. Sus palabras, pronunciadas con seriedad, despiertan una profunda inquietud en la leal cocinera.

Para Manuel, las historias que Enora ha contado no terminan de encajar. Hay vacíos, contradicciones y silencios que él no puede pasar por alto. Convencido de que la joven oculta algo, decide iniciar una investigación personal. Quiere conocer su pasado, descubrir la verdad detrás de las versiones que ha escuchado. Está seguro de que sus relatos no son del todo sinceros y que detrás de esa fachada amable se esconde un secreto que podría cambiarlo todo. La pregunta es: ¿qué encontrará cuando levante ese velo?

Mientras tanto, el destino cruza caminos familiares. Vera se reencuentra con su hermano Federico, un momento que debería estar lleno de alegría y consuelo. Sin embargo, la emoción inicial se ve empañada por la incertidumbre. Federico no está seguro de que volver a casa sea la mejor decisión, y sus dudas pesan como una losa sobre Vera, que había soñado con recuperar la calidez del hogar. Este reencuentro, lejos de traer paz, abre un nuevo dilema: la posibilidad de que su unión no sea suficiente para sanar viejas heridas.

En otro rincón del palacio, la tristeza se convierte en protagonista. Pía, siempre valiente, se enfrenta a una orden imposible de evitar. Aunque Manuel intercede por ella, su intervención resulta inútil frente a la autoridad de Cristóbal. Por mandato del jefe de los mayordomos, Pía debe trasladarse a Aranjuez, sin tener opción de réplica. El dolor la abruma mientras se despide de todos entre lágrimas, consciente de que su marcha deja un vacío enorme. En un momento de ternura y resignación, le pide a Curro que cuide de Dieguito, sin saber cuándo podrá volver a abrazar a su pequeño. Su salida, cargada de amargura, resuena en cada rincón del palacio como un eco de pérdida.

Las intrigas sentimentales tampoco descansan. Leocadia, mujer astuta y perspicaz, empieza a notar que los planes de Lorenzo para casarse con Ángela no tienen nada que ver con el amor. Su instinto le dice que tras esa propuesta se ocultan intenciones más turbias, directamente relacionadas con perjudicar a Curro. Fiel a su carácter frontal, lo confronta sin rodeos, y Lorenzo, lejos de negarlo, admite la verdad con absoluta frialdad. Lo que más sorprende no es su confesión, sino la calma con la que reconoce que utiliza a Ángela como una pieza en su tablero personal.

Lejos de guardar silencio, Leocadia da un paso inesperado. Más tarde, en una reunión que nadie anticipaba, anuncia públicamente el compromiso entre Ángela y Lorenzo. Sus palabras caen como un trueno en la sala, dejando a toda la familia boquiabierta. El desconcierto se apodera de los presentes, que no saben si felicitar o lamentar semejante noticia. Para Curro, la revelación se convierte en un golpe devastador, pues comprende que su vida acaba de ser trastocada por un plan perverso.

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Entre tanto, en medio de tantas tensiones, un drama silencioso avanza sin freno. Samuel observa con creciente preocupación el deterioro de Petra, cuyos síntomas de enfermedad se hacen cada vez más evidentes. La mujer, que siempre mostró una fortaleza admirable, ahora se ve consumida poco a poco por una dolencia que no logran identificar. Samuel, incapaz de permanecer indiferente, se convierte en su apoyo constante, aunque la incertidumbre lo atormenta: no sabe si la medicina podrá devolverle la salud o si está presenciando un lento e inevitable declive.

Así, el capítulo 680 de La Promesa, correspondiente al lunes 22 de septiembre de 2025, se perfila como uno de los más intensos y conmovedores hasta la fecha. La desaparición de Catalina y los niños, el enigmático plan que los rodea, la sospecha sobre Enora, el doloroso adiós de Pía, la manipulación de Lorenzo y la delicada salud de Petra forman un mosaico de emociones que prometen mantener a los espectadores al borde de la tensión.

Las intrigas familiares, los secretos escondidos y las decisiones impulsadas por la desesperación se entrelazan en un relato que demuestra, una vez más, que en La Promesa nada es lo que parece y que cada gesto, cada palabra y cada ausencia puede transformar el destino de todos.