El amanecer en La Promesa trae consigo un aire gélido y una tensión palpable entre los muros del palacio. A medida que la luz inunda los pasillos, cada habitante se enfrenta a sus propias inquietudes, pero una verdad inminente amenaza con desmoronar las mentiras que han sostenido el poder en la mansión. Jana ha estado siguiendo las pistas del crimen de Tomás y, junto a Curro, está más cerca que nunca de descubrir la implicación de Cruz en el asesinato.
La noche anterior, su osadía los llevó a merodear en la habitación prohibida de la marquesa, el epicentro de los secretos más oscuros. Sin embargo, su intromisión casi les cuesta caro cuando Cruz estuvo a punto de descubrirlos. En el último instante, Curro halló una puerta oculta que los condujo a un pasadizo subterráneo, dándoles la oportunidad de escapar antes de que fueran atrapados. El peligro acecha en cada esquina, pero la certeza de estar al borde de la verdad empuja a Jana a seguir adelante. Algo macabro se esconde en el pasado de Cruz, y el crimen de Tomás es solo la punta del iceberg.
Mientras tanto, la marquesa, sintiendo cómo el control se le escapa, intenta un acercamiento con Jana. Con su tono calculado y una sonrisa fingida, le ofrece palabras de amabilidad, buscando manipularla. Pero Jana no cae en su trampa. Firme y desafiante, deja en claro que no se dejará engañar. Cruz, sorprendida por la negativa, siente que su autoridad tambalea. La guerra entre ambas ha comenzado y, esta vez, Jana tiene la ventaja: la verdad está a punto de salir a la luz, y ni siquiera Cruz podrá detenerla.