La finca de La Promesa vuelve a convertirse en escenario de secretos, pasiones prohibidas y heridas imposibles de cerrar. Esta vez, el protagonista absoluto es Curro Chavilock, un hombre marcado por la tragedia y por un juramento de venganza que lo consume día tras día. Su historia, teñida por la sombra de la pérdida, dará un giro inesperado cuando en medio de la oscuridad aparezca una figura inesperada: Ángela de Figueroa, la hija de Leocadia, cuyo destino se entrelazará con el suyo de una forma tan intensa como peligrosa.
Desde la muerte de Ylana, el amor de su vida, Curro no volvió a ser el mismo. Aquella noche fatídica, un disparo y un grito ahogado se llevaron consigo no solo a la mujer que amaba, sino también la inocencia y la calma de un joven que hasta entonces había vivido protegido bajo un apellido ilustre. Desde entonces, su existencia se convirtió en una obsesión: encontrar al culpable, descubrir la verdad y hacer justicia, aunque para lograrlo tuviera que atravesar senderos prohibidos y desafiar a su propia sangre.
El eco de la risa de Ylana aún lo acompaña como un fantasma dulce y cruel. Cada recuerdo es un puñal y, al mismo tiempo, un motor que lo empuja a no rendirse. Entre documentos olvidados, criados interrogados y noches de insomnio, Curro ha ido hilando un rompecabezas que empieza a dibujar un rostro inquietantemente familiar. La sospecha de que el asesino pueda estar más cerca de lo que jamás imaginó lo atormenta, pero también lo impulsa a seguir adelante. La promesa hecha frente a la tumba de Ylana no le permite detenerse.
Sin embargo, en medio de ese camino de dolor surge lo inesperado: Ángela, con su mirada luminosa y su presencia firme, se convierte en un refugio. Lo que comenzó como un cruce de palabras tímidas en pasillos silenciosos se transformó en un sentimiento arrollador. Entre miradas furtivas y encuentros robados, floreció un amor prohibido. No podía ser de otra manera: ella, hija de Leocadia, pertenecía a un mundo que jamás aceptaría ese vínculo. Él, marcado por un apellido maldito, repudiado por su propio padre, arrastraba cicatrices demasiado profundas como para ser ignoradas.
Cada beso en la penumbra, cada caricia apresurada en un rincón oculto de la finca, era un desafío a las reglas de una sociedad férrea y cruel. Pero también era un riesgo inmenso. Los muros de La Promesa parecían tener oídos, y en cualquier momento su secreto podía salir a la luz. Curro lo sabía: si alguien descubría lo suyo con Ángela, ella sería la primera en pagar el precio. La furia de Leocadia, implacable y despiadada, caería sobre su propia hija sin piedad. Ese peligro latía como un segundo corazón en cada encuentro clandestino.
Y aun así, la necesidad de justicia seguía presente. Curro no podía abandonar su investigación. Con cada hallazgo, el laberinto de secretos parecía estrecharse más. La traición y la mentira estaban incrustadas en los cimientos mismos de la finca, y el joven comprendía que desenterrar la verdad significaría desatar una tormenta que arrasaría no solo su vida, sino también la de Ángela.
Ella, por su parte, se convirtió en su fuerza. Le recordaba que todavía quedaba espacio para el amor, incluso en un mundo marcado por la muerte y la venganza. Su fe en él era inquebrantable, incluso cuando él mismo dudaba. Ángela se transformó en un faro en medio de la oscuridad, en la voz que lo sostenía cuando el recuerdo de Ylana amenazaba con ahogarlo.
Pero la finca se llenaba cada vez más de rumores. Las miradas inquisitivas se multiplicaban, los sirvientes murmuraban en los pasillos y la tensión se palpaba en cada rincón. Curro intuía que el tiempo se agotaba, que tarde o temprano alguien descubriría su secreto con Ángela. Y cuando eso ocurriera, la desgracia sería inevitable.
El verano avanzaba, abrasador, como un espejo del fuego que ardía entre ellos. El calor del día parecía avivar tanto el deseo como la tensión. Entre cartas escondidas bajo las tablas del suelo y encuentros que duraban apenas un instante, ambos sabían que estaban caminando sobre un abismo. Y sin embargo, no podían detenerse. El amor que los unía era demasiado fuerte, tan inevitable como el destino que parecía empeñado en separarlos.
Un amanecer distinto marcó el inicio de lo que sería un punto de no retorno. Curro, caminando por los jardines de La Promesa, recordó a Ylana paseando por ese mismo lugar. Fue entonces cuando comprendió que, aunque una parte de su corazón siempre pertenecería a ella, otra parte, viva y ardiente, le pertenecía ahora a Ángela. Y que la verdadera promesa no era únicamente la venganza, sino aprender a vivir sin traicionar la capacidad de amar que aún le quedaba.
Pero el peligro estaba cada vez más cerca. Una carta interceptada, una sombra vigilante, un comentario lanzado en el momento menos oportuno. La relación prohibida estaba a punto de ser descubierta. Y con ello, el destino de Ángela quedaba en juego. Porque si Leocadia llegaba a enterarse, no dudaría en encerrar a su hija, condenarla o incluso sacrificarla en nombre del honor.
El episodio que está por llegar será decisivo. Lo que parecía una historia de amor clandestino puede convertirse en una tragedia que sacuda los cimientos de la finca. Curro, atrapado entre el juramento de venganza y el deseo de proteger a Ángela, deberá tomar una decisión imposible. ¿Elegirá la justicia que prometió a Ylana o el amor que lo mantiene con vida? ¿Será capaz de enfrentar la verdad cuando esta salga a la luz y descubra que el enemigo al que busca podría estar bajo su mismo techo?
Cuando el sol de agosto comenzó a caer sobre los campos de Luján, Curro y Ángela se encontraron en silencio. No hicieron falta palabras: en sus miradas estaba todo, el miedo, la pasión, el dolor y la esperanza. Ambos sabían que lo que estaban a punto de enfrentar podría separarlos para siempre, pero también entendían que un hilo invisible los unía. Un lazo tejido con lágrimas, secretos y besos robados que ni siquiera la muerte podría romper del todo.
Y así, bajo ese cielo ardiente, quedó claro que lo que se avecina no es solo un nuevo capítulo de la historia de La Promesa. Es el inicio de una guerra de pasiones y venganzas donde el precio más alto podría pagarlo Ángela, atrapada en el fuego cruzado entre el amor prohibido y el secreto mortal que amenaza con destruirlo todo.