De verdad voy a tener que estar todo el santo día detrás de cada uno… el principio del fin de Petra Arcos

La tensión en La Promesa alcanza nuevas cotas y esta vez la protagonista no es Catalina ni el barón, sino Petra Arcos, la mujer más temida del servicio. Aquella que siempre ha ejercido el poder con puño de hierro, que nunca mostró debilidad ni piedad, empieza a resquebrajarse frente a los ojos de todos. Y lo que a primera vista parecía un simple malestar, ahora se revela como el preludio de un desenlace fatal.

Una mujer endurecida, pero frágil en secreto

Desde los primeros compases del episodio, Petra aparece como nunca antes. Sus gestos rígidos, sus movimientos forzados y su rostro contraído transmiten algo inquietante. Quien la ha visto durante años manejar con autoridad los pasillos del palacio, ahora descubre que su cuerpo comienza a fallar. Aunque se empeña en ocultarlo, las señales son cada vez más evidentes: dificultad para mover el brazo, dolores en el cuello, rigidez en la mandíbula y un humor cada vez más irascible.

Las criadas comentan en voz baja que la señora Arcos ya no es la misma. Candela, siempre observadora, recuerda el instante en que le ofreció una almendra garrapiñada y Petra no pudo morderla sin torcerse de dolor. Ese pequeño detalle se convierte en un síntoma alarmante que confirma lo que todos temen: la enfermedad avanza en silencio.

El diagnóstico oculto: entre la terquedad y la ignorancia médica

En una época sin antibióticos ni vacunas generalizadas, cualquier herida mal curada podía ser una sentencia de muerte. Y así parece ser en el caso de Petra. La rigidez muscular, los dolores insoportables, la dificultad para abrir la boca: todos los síntomas apuntan a una enfermedad temida en los albores del siglo XX, el tétanos.

El padre Samuel, que ha intentado curar las heridas del brazo de Petra, empieza a notar que algo no marcha bien. Le recomienda reposo, cuidados, incluso consultar al doctor Guillén. Pero Petra, fiel a su carácter orgulloso y cabezota, rechaza cualquier sugerencia. No admite su fragilidad. Prefiere inventar excusas como una supuesta tortícolis antes que confesar que su cuerpo se desmorona.

Y aquí surge el gran dilema: ¿estamos ante un mal pasajero o ante un viaje sin retorno? La serie siembra la duda en cada escena, mostrando que el tiempo de Petra puede estar agotándose.

Una villana imprescindible

La gravedad de la situación no radica solo en la salud de Petra, sino en lo que ella representa. Desde el primer capítulo, ha sido la espía del servicio, la confidente de doña Cruz, la mujer que traicionó, manipuló y castigó sin piedad. Su carácter autoritario convirtió la cocina y las habitaciones en un cuartel donde solo se obedecía a su voz.

Si Petra muere, no será solo la desaparición de una antagonista; será el derrumbe de uno de los pilares narrativos de la serie. El servicio, acostumbrado a su mando férreo, quedaría huérfano de su figura más temida. El equilibrio dentro del palacio se vería alterado para siempre, abriendo la puerta a nuevas luchas de poder.

Los avances oficiales: la salud de Petra empeora

Los adelantos de la próxima semana no dejan lugar a dudas: los síntomas de Petra se intensificarán. Sus escenas mostrarán a una mujer cada vez más rígida, con movimientos torpes, incapaz de contener su mal humor y enfrentándose a episodios de dolor insoportable. El deterioro físico se mezclará con una creciente desconfianza hacia quienes la rodean.

Su negativa a recibir tratamiento marca un punto de no retorno. Sin intervención médica, las posibilidades de supervivencia son mínimas. La sensación en el espectador es clara: el reloj vital de Petra está llegando a su límite.

Contexto histórico: la sombra del tétanos

Para comprender la magnitud del peligro, basta con mirar el contexto histórico. En la España de 1910 a 1916, el tétanos era una de las principales causas de muerte tras los partos, las heridas de guerra y los accidentes de campo. La vacuna no llegaría hasta la década de 1920 y su aplicación masiva tardaría aún más.

Una simple herida, como la que Petra sufrió en el brazo, podía desencadenar la enfermedad y acabar con la vida de quien la padecía en cuestión de semanas. Que los guionistas hayan escogido este camino no es casualidad: es un recordatorio de la vulnerabilidad de la época y un recurso para mostrar que ni los personajes más duros pueden escapar a la fragilidad humana.

La inesperada alianza con María Fernández

Pero lo más sorprendente está aún por llegar. En medio de este deterioro físico y emocional, Petra, debilitada, decide confiar en alguien inesperado: María Fernández, la joven doncella que tantas veces fue víctima de sus burlas y desprecios.

En un giro inesperado, la temida señora Arcos entrega a María confidencias y responsabilidades que antes jamás habría delegado. La joven, ingenua pero leal, se convierte en su apoyo y en la depositaria de un secreto que podría cambiarlo todo.

Este acercamiento puede interpretarse de dos maneras: como un gesto de redención de Petra, que al borde del abismo empieza a reconocer sus errores, o como una estrategia para ocultar su debilidad y seguir controlando al servicio a través de la lealtad de la doncella. Sea cual sea la respuesta, esta nueva alianza añade una capa de complejidad al personaje y abre una puerta a posibles giros dramáticos.

Petra frente a su destino

El gran interrogante que queda flotando es inevitable: ¿será este el final de Petra Arcos? La serie juega con la ambigüedad. Todo parece conducir hacia un desenlace trágico, pero siempre queda la posibilidad de un giro inesperado. Quizá el doctor Guillén logre identificar la enfermedad a tiempo. Quizá Petra, en un arranque de humildad, acepte la ayuda que tanto rechaza. O tal vez su orgullo la condene, llevándola a un final tan duro como su vida.

Lo cierto es que su destino está íntimamente ligado al de otros personajes: Pía, que también se enfrenta a una despedida dolorosa; Candela y Simona, que podrían perder a la figura que, pese a todo, organizaba su mundo; y María Fernández, cuya relación con Petra podría marcar un antes y un después en el servicio.

El impacto de su ausencia

Si Petra desaparece, el vacío será inmenso. El servicio perdería a su “general”, la familia Luján a una aliada incómoda y los espectadores a uno de los personajes más carismáticos y odiados a la vez. El equilibrio de fuerzas en La Promesa cambiaría radicalmente, dejando abierta la puerta a nuevas rivalidades y a la aparición de otros antagonistas.

La sensación es clara: el tiempo de Petra Arcos se acaba. La mujer que parecía indestructible ahora se tambalea frente a una enfermedad que en su época era casi una condena. Los espectadores se preguntan si asistiremos a su último día en el palacio o si los guionistas guardan una sorpresa en el último momento.

En La Promesa nada es casualidad, y lo que hoy se muestra como un síntoma aislado mañana puede convertirse en la tragedia que marque un antes y un después en la serie.