“El chantaje del varón y el destino incierto de Catalina: ¿una trama incoherente en La Promesa?”
El episodio que nos prepara La Promesa para este lunes ha dejado a los espectadores divididos entre la sorpresa y la incredulidad. En el centro de todo se encuentra Catalina, la hija del marqués, una de las mujeres más fuertes y coherentes de la serie, enfrentada ahora a una de las pruebas más duras de su vida: ser obligada por el varón de Valladares a separarse de sus hijos y marcharse con él hacia un destino desconocido. Una situación límite que, lejos de parecer heroica o lógica, ha despertado un sinfín de críticas y preguntas entre quienes seguimos la trama paso a paso.

La escena clave comienza con un forcejeo emocional y físico entre Catalina y el varón. Ella suplica que la deje ir junto a sus hijos, pero él, implacable, sentencia que los niños se quedan en el palacio y que la única que partirá será ella. Catalina, en un arrebato de dignidad y valentía, le lanza que tendría que matarla antes de permitir tal barbaridad. Y, sin embargo, contra todo lo que podríamos esperar de este personaje, termina cediendo al chantaje y sube al vehículo que la arrastra hacia lo incierto.

Estrepitosa caída de Catalina en la trampa de la baronesa de Grazalema en ‘La Promesa’

Aquí es donde muchos espectadores levantan la ceja. Catalina siempre se ha caracterizado por ser una mujer valiente, adelantada a su tiempo, capaz de plantar cara a nobles rancios y de defender a los más vulnerables. Por eso, resulta incomprensible que, en lugar de pedir ayuda inmediatamente a Adriano, a Alonso o incluso a su propio hermano, se deje arrastrar sola a semejante trampa. La lógica diría que lo primero que debía hacer era mostrar las pistolas en las cunas de sus hijos a su familia, asegurando así testigos del siniestro plan del varón. Pero en lugar de eso, los guionistas nos la muestran titubeante, temerosa, incluso tomando decisiones que parecen sacadas de otra Catalina, no de la que hemos visto en casi 700 capítulos.

Este giro de guion, considerado por muchos como absurdo, plantea una cuestión clave: ¿se está sacrificando la coherencia de los personajes en favor de un golpe de efecto dramático? Porque si algo no encaja en esta trama es la rapidez con la que Catalina se deja vencer por el chantaje, sin el ingenio ni la rebeldía que siempre han sido su sello distintivo.

Mientras tanto, el varón de Valladares —o como muchos ya lo llaman en tono irónico, el “varón de Moñigales”— se convierte en el villano absoluto. Su plan es tan cruel como retorcido: mantener a los hijos de Catalina en el palacio, arrancándolos de los brazos de su madre, y llevarse a la hija del marqués a un lugar desconocido. El chantaje no solo es brutal, sino también inverosímil, porque cuesta creer que una madre tan combativa acepte marcharse sin pelear con uñas y dientes.

Y en medio de este panorama, surge un misterio que aumenta el interés de la trama: ¿quién está detrás del varón? Según los avances, el lunes seremos testigos de su encuentro con la persona que ha orquestado todo este plan. Y aquí los rumores apuntan en una dirección clara: Leocadia. La señora de Figueroa ha demostrado en numerosas ocasiones que es capaz de manipular las situaciones más oscuras con tal de perjudicar a la familia Luján. Además, su enfrentamiento reciente con Catalina y su constante deseo de venganza parecen encajar perfectamente en este nuevo juego de intrigas.

Aunque no hay confirmación oficial, todo indica que Leocadia es la mano que mece la cuna de este desastre. Su carácter calculador y su necesidad de ver sufrir a los Luján encajan demasiado bien en el rompecabezas. Y si la serie decide revelar que ella está detrás de todo, no sorprendería a nadie. Lo que sí sorprende —y molesta a más de uno— es que personajes clave como Adriano nunca están presentes en los momentos cruciales. Su ausencia en las escenas más importantes resta verosimilitud a la historia. ¿Cómo es posible que Adriano no estuviera cuando aparecieron las pistolas en las cunas, ni ahora que Catalina es forzada a marcharse? Este recurso de guion genera frustración entre los espectadores, que sienten que se sacrifica la coherencia narrativa para forzar el drama.

Pero no todo en esta semana de La Promesa es negativo. Mientras el público intenta asimilar este controvertido giro, llega una noticia que ha devuelto la ilusión a muchos seguidores: Televisión Española ha confirmado la renovación de la serie con 250 capítulos adicionales. Esto significa que, además de los 750 episodios inicialmente pactados hasta finales de 2025, la historia se alargará hasta bien entrado 2026 e incluso, con suerte, a principios de 2027. Una señal inequívoca de que La Promesa no solo ha conquistado a la audiencia, sino que se ha consolidado como uno de los mayores éxitos televisivos de los últimos años en España.

La producción de esta nueva etapa arrancará en octubre y noviembre, asegurando que el rodaje no se detenga y que los giros, secretos y sorpresas continúen durante mucho más tiempo. Esto abre también la posibilidad de que personajes como Leocadia mantengan un contrato extendido, lo cual explicaría que su sombra se siga proyectando sobre los Luján durante varias temporadas más. Y, al mismo tiempo, deja abierta la puerta a que tramas aparentemente incoherentes como la de Catalina encuentren un cauce más sólido en el futuro.

Volviendo al meollo del episodio del lunes, el gran interrogante sigue siendo: ¿hasta dónde llegará el chantaje del varón de Valladares? ¿Veremos a Catalina resistirse finalmente y recuperar la coherencia que siempre la ha definido? ¿O tendremos que aceptar que este personaje ha sido transformado por los guionistas en una víctima dócil para dar cabida a un arco narrativo más retorcido?

La serie parece decidida a mantener la tensión hasta el último momento. El misterio de quién mueve los hilos —probablemente Leocadia—, la pasividad incomprensible de Adriano y el desconcierto que genera la actitud de Catalina serán los temas centrales del capítulo. Un capítulo que, pese a sus incoherencias, promete mantenernos pegados a la pantalla, porque si algo sabe hacer La Promesa es generar debate, incluso cuando los espectadores no están del todo convencidos de lo que ven.

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Al final, lo que queda claro es que la trama actual no es solo un conflicto entre Catalina y el varón, sino un reflejo del juego de poder que atraviesa todo el palacio de Luján. Detrás de cada decisión equivocada, de cada ausencia sospechosa, se esconde un tablero donde las piezas se mueven con intenciones ocultas. Y aunque muchos podamos discrepar sobre la coherencia de la historia, lo cierto es que seguimos aquí, expectantes, esperando descubrir quién saldrá victorioso de esta partida.

En conclusión, el lunes veremos un capítulo cargado de tensión, con Catalina en el ojo del huracán, el varón mostrando su lado más despiadado y Leocadia probablemente revelándose como la gran titiritera de la sombra. Puede que la trama no sea la más sólida ni la más creíble, pero sin duda nos asegurará emociones, debates y, cómo no, más ganas de seguir sumergidos en este fenómeno televisivo que se ha ganado un lugar privilegiado en la pantalla española.