La semana en La Promesa promete estar marcada por revelaciones impactantes, decisiones que cambiarán el curso de la historia y una rebelión silenciosa que amenaza con hacer caer el delicado equilibrio del palacio.
Todo comienza con una oferta que nadie vio venir. Lisandro, emblema de la aristocracia y la tradición, propone concederle un título nobiliario a Adriano, un hombre surgido de la tierra. La noticia cae como un rayo entre los muros del palacio. Adriano queda perplejo, dividido entre el honor de la distinción y el peso de una responsabilidad que no pidió. Catalina, por su parte, está atrapada entre el orgullo que siente por él y el temor a que el rechazo pueda arruinar la relación con Lisandro. ¿Será esta nobleza una recompensa o una trampa disfrazada de gloria?
Mientras los protagonistas lidian con títulos y lealtades, Leocadia saborea una victoria que lleva años persiguiendo: Ángela ha dejado La Promesa para estudiar en Zúrich. Para Leocadia, esta marcha representa el restablecimiento del orden, alejando la amenaza de la joven y su vínculo con Curro. Pero la alegría dura poco. Ángela, lejos de rendirse, decide quedarse en los terrenos del palacio, instalando una tienda como acto de desafío. Se niega a abandonar ni a Curro ni el lugar que considera su hogar.
Su desafío no es en vano. La joven, debilitada pero decidida, comienza a sufrir los estragos del frío y el cansancio. Martina, al descubrir su estado, queda horrorizada por la crueldad de Leocadia. La salud de Ángela se deteriora visiblemente, pero su espíritu sigue inquebrantable. Es un grito mudo de libertad, una prueba de que ya no es una niña, sino una mujer capaz de desafiar el poder establecido.
En medio de este caos emocional, Curro se encuentra dividido. Leocadia lo amenaza directamente: si continúa ayudando a Ángela, perderá su puesto. Pero el corazón de Curro grita más fuerte. Él no ha olvidado la promesa que hizo a Hann: proteger a Esmeralda y llevarla a salvo a La Promesa. Esta vez no hay marcha atrás. Se dispone a cumplir su palabra, consciente de que esa verdad puede cambiarlo todo.
La intriga crece cuando Curro, Pía y Luján descubren cianuro escondido en una pulsera. Lo que parecía un simple robo toma ahora la forma de un intento de asesinato. El trío se propone regresar a la joyería Yob en busca de pistas. Pero surge una pregunta inesperada: ¿es Leocadia la verdadera dueña de la joyería? La posibilidad abre una nueva vía de sospechas. ¿Ha estado manipulando todo desde las sombras?
En paralelo, Manuel, tras recibir una respuesta positiva sobre su proyecto de motores de avión, anuncia su decisión de aceptar la oferta. Este paso representa más que un avance profesional: es su forma de escapar del legado familiar que lo asfixia. Sin embargo, la llama de Hann sigue viva en él. Confiesa a Simona que visitó su tumba, en un acto que mezcla duelo y aceptación.
Pero los secretos no dejan de brotar. María Fernández, cansada del silencio del sacerdote, lo enfrenta: quiere que confiese que fue ella quien escribió la carta que provocó la excomunión de Samuel. No lo hace solo por él, sino también por su propia redención. Mientras tanto, Leocadia presiona a Samuel para que guarde silencio si desea seguir en La Promesa. El antiguo guía espiritual ahora vive atrapado por su pasado, forzado a callar para conservar lo poco que le queda.
Otro personaje que decide enfrentar el cambio es Rómulo. Después de toda una vida dedicada al servicio del palacio, el mayordomo decide retirarse. Comparte su decisión primero con Emilia, quien, aunque entiende su elección, no puede evitar sentir que con su marcha se cierra una era. Rómulo, siempre fiel y discreto, desea evitar un enfrentamiento directo con Alonso y pide ayuda a Catalina para gestionar su salida. Su retiro será silencioso, pero profundamente simbólico. La Promesa perderá no solo a un trabajador, sino a uno de sus pilares más sólidos.
El misterio se intensifica cuando Manuel y Toño descubren que alguien ha estado revisando sus cosas en el hangar. Nada parece robado, pero todo está revuelto. La conclusión es clara: alguien busca información, documentos… ¿o chantaje? Curro se ofrece a vigilar el lugar, pero tiene otra intención en mente. Usando el encuentro como pretexto, acorrala a Esmeralda y exige saber toda la verdad sobre el cianuro. Su mirada ardiente y su voz cargada de determinación dejan claro que no se detendrá hasta descubrir lo que esconde.
Esta semana en La Promesa, cada personaje se enfrentará a una encrucijada moral. El título de conde para Adriano se convierte en símbolo de lucha interna entre la humildad y el poder. La rebelión de Ángela amenaza con derrumbar el orden impuesto por Leocadia. La lealtad de Curro será puesta a prueba, así como la dignidad de Samuel y el pasado de Esmeralda. Y mientras el palacio arde por dentro con secretos y verdades que piden a gritos salir a la luz, una pregunta flota en el aire como un presagio inquietante: ¿es Leocadia la sombra detrás de la joyería Yob y del intento de asesinato?
En La Promesa, la verdad siempre encuentra la forma de salir a la superficie… y esta vez podría hacerlo con una fuerza devastadora.