En La Promesa, una impactante revelación sacudirá los cimientos del palacio y dejará a todos sin palabras. La inesperada llegada de Emília no solo traerá consigo tensión e incomodidad, sino que también destapará un pasado tormentoso que Rómulo ha intentado enterrar durante años. Un pasado que cambiará para siempre el rumbo de esta apasionante historia.
Todo comenzará en una tarde aparentemente tranquila. Catalina se encuentra en la habitación de los gemelos, doblando mantas junto a Emília, su enfermera de confianza. Pero la calma es solo aparente. Catalina, siempre atenta a los detalles, notará algo perturbador: la tensión de Emília cada vez que se cruza con Rómulo. La enfermera palidece, tartamudea, y no logra disimular su incomodidad. Catalina no es ingenua. Sabe que algo grave se oculta entre ellos.
Intrigada y decidida a descubrir la verdad, Catalina aprovechará un momento de soledad para confrontar a Emília. Con voz firme pero serena, la interrogará directamente: ¿Qué eres tú para Rómulo? La pregunta caerá como un rayo. Emília intentará escapar con evasivas, pero sus gestos la traicionan. Tensa, alterada, terminará huyendo de la habitación alegando un malestar, aunque Catalina sabe muy bien que no se trata de una simple baja de tensión. Hay un secreto enterrado, y está a punto de salir a la luz.
Emília, desesperada, se apresurará por los pasillos, hasta encontrar a Rómulo solo, revisando documentos. Sin importarle que puedan ser vistos, lo confrontará: Necesitamos hablar. Ahora. El mayordomo se muestra molesto, pero ella no da marcha atrás. Solo quiero estar segura de que no vas a contar nada de lo que pasó entre nosotros, dirá con voz temblorosa. Rómulo promete que guardará el secreto… pero a cambio, le exige que renuncie y abandone el palacio.
Para Emília, esa opción es imposible. Necesita el trabajo, necesita el dinero. Confiesa que si hubiera sabido que él estaba allí, jamás habría aceptado el puesto. Pero ahora, todo ha salido mal. Por favor, suplica, solo déjame quedarme hasta que encuentre otro empleo.
Rómulo, implacable, accede con una condición: que no vuelvan a hablar, que no se dirijan la palabra, que fingen no conocerse. Solo así podrán mantener el pasado en silencio. Pero justo en ese instante, Catalina los interrumpe. Ha escuchado lo suficiente para confirmar sus sospechas. ¿Qué están ocultando?, pregunta con tono frío, los brazos cruzados.
El silencio se vuelve insoportable. Emilia tiembla. Rómulo, al ver que ya no hay escapatoria, levanta la mano con un gesto firme. Es hora de dejar de ocultar lo inevitable. Con voz grave, revelará la verdad que ha mantenido en las sombras durante años: Emilia y yo estuvimos casados.
El corredor queda enmudecido. Emília cierra los ojos, deseando no estar allí. Catalina se queda sin palabras. Necesita oírlo de nuevo: ¿Casados? Rómulo confirma, con solemnidad: Sí, en otra ciudad, en otra vida. Hace muchos años.
Pero la historia no termina ahí. Catalina exige respuestas: ¿Por qué ocultarlo? ¿Por qué tratarse como extraños? ¿Por qué tanto miedo? Rómulo guarda silencio por un momento, visiblemente afectado, antes de decir con dureza: Porque, señora… lo que ocurrió entre nosotros destruyó todo lo que fuimos.
Lo que vendrá después promete ser un torbellino de emociones, revelaciones y consecuencias. Catalina, ahora conocedora del oscuro secreto, tendrá que decidir qué hacer con esa información. ¿Protegerá a su enfermera o la expulsará? ¿Rómulo perderá su puesto por ocultar su pasado? ¿Y qué más se oculta entre las sombras de este matrimonio roto?
La promesa nunca volverá a ser la misma.
El secreto de Emília y Rómulo lo cambiará todo.
¿Quieres saber qué hará Leocadia para usar esta verdad en contra de Rómulo? ¿O cómo reaccionará Alonso al descubrir que su leal mayordomo ha estado mintiendo todo este tiempo?
Prepárate para un capítulo inolvidable donde las máscaras caen, el pasado vuelve con fuerza… y nada volverá a ser como antes.