En una emotiva escena de Sueños de libertad, Digna toma una firme decisión y confronta a don Pedro sobre su situación. Tras días difíciles marcados por una tragedia, Pedro intenta justificar su comportamiento aludiendo a su necesidad de mantener la mente ocupada para no sucumbir al dolor. Sin embargo, Digna no se deja engañar y le deja en claro que lo más importante en este momento es que él esté al lado de su esposa, Inés, quien atraviesa un profundo sufrimiento tras la pérdida de su hijo.
Aunque Pedro insiste en que Inés es más fuerte de lo que aparenta, Digna le señala que este tipo de dolor supera cualquier fortaleza. Cuando Pedro intenta acercarse a ella emocionalmente, admitiendo que su matrimonio ya no tiene salvación, Digna pone un límite definitivo. Le recuerda que, aunque el día anterior compartieron un beso en un momento de vulnerabilidad, no hay cabida para continuar con lo que sienten el uno por el otro. Su relación es imposible, y cualquier acercamiento entre ellos solo complicaría más las cosas.
Con profunda sinceridad, Digna insta a Pedro a enfocarse en cuidar a Inés, destacando que este acto no solo será lo mejor para su esposa, sino también para él mismo. A pesar del dolor que siente, Digna demuestra una enorme generosidad, renunciando a sus propios sentimientos para que Pedro pueda intentar sanar su relación con Inés. Su gesto no solo subraya su integridad, sino también la fortaleza con la que enfrenta una situación desgarradora, marcando un punto de inflexión en la historia.