Mientras tanto, Adriano vive su propio conflicto interno. Tras los recientes sucesos con Catalina, su marcha significaría un golpe devastador para todos en la Promesa. Martín, consciente de lo que está en juego, intenta por última vez convencer a Adriano de que permanezca en el palacio. Con palabras cargadas de razón y de sentimiento, le hace ver que lo mejor para sus hijos es no huir, sino quedarse, enfrentar sus problemas y proteger a los suyos. La lucha de Adriano no es solo contra el dolor de sus recuerdos, sino también contra el peso de sus responsabilidades como padre. La tensión de este dilema añade un matiz sombrío a la jornada.
En paralelo, la salud de Petra se deteriora rápidamente. Ninguno de los tratamientos logra detener su agravamiento y la incertidumbre se instala entre los criados y señores de la Promesa. El médico, con rostro grave, admite que no puede ofrecer un pronóstico esperanzador: la vida de Petra pende de un hilo y solo resta esperar si logrará recuperarse o si la muerte pondrá fin a su sufrimiento. La ausencia de la estricta ama de llaves en sus labores habituales al día siguiente siembra el pánico: nadie se atreve a comprobar si sigue con vida. El temor colectivo refleja tanto el respeto como el miedo que siempre inspiró Petra, pero ahora transformado en incertidumbre por su frágil estado.
Por otro lado, el marqués ordena a Pía que regrese al palacio, pero esta instrucción no tiene el efecto deseado. La decisión de Pía parece firme, y con su ausencia se abren grietas que Ricardo no sabe cómo cerrar. Desesperado, el hombre comprende que se está quedando sin opciones y toma una determinación inesperada: hablar con Alonso con la verdad por delante. La tensión se eleva, pues la confesión de Ricardo podría desvelar secretos largamente guardados que cambiarían el equilibrio de poder en la Promesa. Sus palabras no son solo un acto de sinceridad, sino una apuesta arriesgada que podría costarle caro.
En este clima de incertidumbre, Leocadia enfrenta su propio tormento tras la conversación con Curro. Al darse cuenta de que sus maniobras están llegando a un callejón sin salida, encuentra un extraño consuelo en Cristóbal. Esta complicidad, nacida en medio de la desesperanza, refleja la red de alianzas inesperadas que se tejen en los rincones oscuros del palacio, donde cada mirada y cada gesto esconde una estrategia.
El corazón de este episodio, sin embargo, late con fuerza en la trama de Curro. Totalmente desesperado y sintiéndose impotente ante la inminente boda de Ángela y Lorenzo, el joven decide dar un paso al frente. Consciente de que ninguna súplica ni plan ha surtido efecto, comprende que su única salida es confrontar directamente al capitán. Esta decisión implica no solo arriesgar su reputación y su seguridad, sino también aceptar cualquier castigo que Lorenzo quiera imponerle, con tal de salvar a Ángela del destino que le han preparado.
La escena que se avecina entre Curro y Lorenzo será decisiva. El joven, con el valor que solo otorga el amor y la desesperación, se planta ante un hombre implacable, temido por todos. La diferencia de poder entre ambos es evidente: Curro es apenas un muchacho que lucha contra un futuro impuesto, mientras que Lorenzo representa la autoridad, la fuerza y la amenaza constante. Sin embargo, la fuerza del corazón de Curro lo impulsa a desafiar lo imposible, dispuesto a sacrificarse para que Ángela tenga una oportunidad de libertad.
Este enfrentamiento no solo revela el carácter noble y valiente de Curro, sino también el nivel de corrupción y crueldad que rodea a Lorenzo. La tensión promete alcanzar un punto de ebullición, pues la propuesta de Curro no es una súplica servil, sino un desafío que puede desencadenar consecuencias imprevisibles. En su voz resuena la determinación de un hombre joven que, aunque frágil en apariencia, es capaz de levantarse contra las injusticias más arraigadas.
El episodio del viernes 3 de octubre, por tanto, se presenta como un punto de inflexión en la historia de La Promesa. Vera lucha contra la oposición para reencontrarse con su padre, Adriano encara la encrucijada de huir o quedarse, Petra se balancea entre la vida y la muerte, Ricardo prepara una confesión arriesgada, y Leocadia se refugia en Cristóbal. Pero es Curro quien, con un acto de valentía desesperada, acapara el centro de la trama al desafiar a Lorenzo en nombre del amor y la justicia. Lo que está en juego no es solo el destino de Ángela, sino también la posibilidad de que la verdad y la integridad logren imponerse sobre el abuso y el poder desmedido.
De este modo, la serie nos ofrece un episodio cargado de emociones intensas, donde cada personaje refleja los dilemas universales de la vida: la esperanza frente al miedo, la lealtad frente a la traición, el amor frente a la imposición. Y en medio de todos, Curro se erige como símbolo de resistencia y coraje, recordándonos que incluso en los escenarios más oscuros, siempre puede haber alguien dispuesto a luchar por lo que es justo.