‘La Promesa’, avance semanal del 29 de septiembre al 3 de octubre: ¿Petra muerta? y el sacrificio extremo de Curro
La finca de La Promesa se convierte en un hervidero de secretos, sacrificios y miedos durante la última semana de septiembre y el arranque de octubre. Los pasillos, antes cargados de rutina y disciplina, se transforman en un espacio opresivo donde cada silencio oculta un presagio, y cada decisión marca un antes y un después. Entre la partida de Catalina, la enfermedad que consume a Petra y la dura elección de Curro para salvar a Ángela, los días avanzan con un dramatismo que amenaza con romper los cimientos de la hacienda.
Lunes: el peso de la ausencia y las sospechas
El comienzo de la semana trae consigo revelaciones inquietantes. La marcha de Catalina deja un vacío imposible de llenar, pero una carta del barón de Valladares explica lo que muchos temían: su salida no fue un capricho, sino una huida meditada para escapar de una situación insoportable. Alonso, devastado, descubre que nunca supo ver la jaula en la que estaba atrapada su hija.
Mientras tanto, en el hangar, Manuel siente que la nueva diseñadora, Enora, no es quien aparenta ser. Su perfección y el misterio de su procedencia lo llevan a sospechar que sus intenciones son turbias. Aunque Toño le resta importancia, la desaparición de uno de sus planos más valiosos confirma que la joven podría estar jugando un juego peligroso.
Pero el verdadero foco de inquietud se centra en Petra. La gobernanta, antaño rígida y temible, empieza a mostrar síntomas alarmantes. Lo que parecía una simple tortícolis se convierte en espasmos dolorosos y una debilidad creciente. El servicio, encabezado por María Fernández, intenta ayudarla, pero Petra rechaza cualquier ofrecimiento con fiereza. Su negativa a comer despierta rumores escalofriantes: ¿será tétanos lo que la consume lentamente?
Martes: la jaula de Ángela y el vacío de Adriano
El martes, el ambiente se vuelve aún más sofocante. Ángela, atrapada por la vigilancia de su madre Leocadia, no consigue huir ni encontrarse con Curro. Su plan de fuga ha sido descubierto, y Leocadia la enfrenta con dureza, recordándole que el amor no alimenta ni sostiene una familia.
A su vez, Adriano, destrozado por la partida de Catalina, deambula sin rumbo. El dolor lo lleva a plantearse abandonar La Promesa con sus hijos, decisión que amenaza con romper a la familia de forma definitiva.
Mientras, Manuel confirma sus sospechas: nadie en el pueblo conoce a Enora. La joven parece un fantasma, alguien que surgió de la nada con demasiada facilidad. Sus dudas lo atormentan, aunque Toño insiste en confiar en ella.
En paralelo, Lope decide hablar con Federico, el hijo del duque. Le revela la crueldad del duque hacia Vera, explicándole que ella huyó para escapar de un destino opresivo. Federico queda devastado, pero también empieza a comprender a Vera, protegiéndola de un posible regreso al infierno del que escapó.
La tensión también sacude al servicio: Ricardo carga con el peso de haber permitido el despido de Pía, aunque todos confían en que Alonso logrará traerla de vuelta. Sin embargo, Cristóbal no está dispuesto a ceder, y encuentra en Leocadia una aliada inesperada para mantener a Pía lejos de la finca.
Miércoles: el derrumbe de Petra y un amor prohibido
La salud de Petra se deteriora con rapidez. Los masajes de María no sirven, y la gobernanta empieza a delirar con fiebre, víctima de convulsiones cada vez más aterradoras. El médico habla de agotamiento, pero los síntomas apuntan a algo mucho más grave, y el servicio se hunde en la impotencia.
En los jardines, a escondidas, Curro y Ángela logran encontrarse. Prometen resistir, aunque ambos sienten que el tiempo se les escapa. Sus palabras de amor son un soplo de esperanza en medio de la oscuridad, pero Leocadia los sorprende, advirtiéndole a su hija que la desobediencia traerá consecuencias más duras de lo que imagina.
Al mismo tiempo, Adriano confiesa a Alonso su decisión de marcharse con los niños. La finca, sin Catalina, ha perdido todo sentido para él. Alonso intenta detenerlo, pero la determinación de su cuñado parece inquebrantable.
Mientras tanto, Cristóbal refuerza su control. Obstaculiza los intentos de Alonso de recuperar a Pía y se apoya en Leocadia para mantener su dominio sobre el servicio. La casa, más que nunca, se divide en bandos.
Jueves: rebelión y sacrificio
La situación en La Promesa alcanza un punto límite. El servicio, harto de las normas rígidas y humillantes de Cristóbal, inicia una rebelión silenciosa: cumplen sus tareas, pero ignoran los castigos y sanciones. El ambiente se carga de tensión, un desafío directo a la autoridad del nuevo mayordomo.
En medio de esta revuelta, Petra sufre un colapso violento. Sus espasmos la dejan postrada, y todos temen que la muerte ya ronde su cama. El silencio en torno a su enfermedad se convierte en miedo abierto.
Pero el mayor sacrificio llega de la mano de Curro. Desesperado, acude a Leocadia y le confiesa el trato con su padre, Lorenzo: dejar La Promesa para siempre a cambio de que Ángela no se case con él. Leocadia, calculadora, acepta sin dudar. Para ella, es la solución perfecta: salvar la apariencia y deshacerse de Curro.
El joven acepta su destino con el corazón roto. Ha salvado a la mujer que ama, pero al precio de condenarse al exilio y perderlo todo.

Viernes: una puerta cerrada y la última idea
El viernes llega cargado de presagios. Adriano, aunque decidido a marcharse, empieza a tambalearse ante los ruegos de Martina, que lo insta a quedarse por el bien de la familia. Tal vez aún haya una posibilidad de que permanezca en la finca.
Sin embargo, en el servicio reina un silencio inquietante. Petra no aparece para cumplir sus funciones, y nadie se atreve a entrar en su habitación. La puerta cerrada de su cuarto se convierte en símbolo de un temor colectivo: ¿ha muerto la mujer que durante años fue el látigo de La Promesa?
Mientras tanto, Curro prepara sus maletas. La idea de marcharse lo devora por dentro. Aunque su sacrificio ha liberado a Ángela del capitán, el miedo a que Lorenzo incumpla su palabra o a que Leocadia encuentre otro pretendiente para su hija lo atormenta.
Y entonces, en el borde de la desesperación, surge en su mente una última posibilidad, una idea peligrosa y radical. Una salida definitiva, un acto que podría salvarlos a todos o condenarlos para siempre. Una bala en la recámara, un plan que cambiaría el destino de La Promesa de manera irreversible.
La semana que viene en La Promesa, el suspense se convierte en el motor de cada escena: ¿sobrevivirá Petra o la veremos morir? ¿Se cumplirá el sacrificio de Curro? ¿Podrá Adriano quedarse con los suyos o abandonará la finca para siempre? El desenlace promete ser tan doloroso como inesperado.