Después de tantas sospechas, insinuaciones y diálogos que nos han ido dejando pistas a lo largo de la serie, por fin podemos confirmar lo que durante meses fue casi un secreto a voces: Leocadia fue la responsable de la muerte de Dolores. Una revelación que no solo resuelve uno de los grandes misterios de La Promesa, sino que también abre la puerta a nuevas intrigas, porque esta mujer no es simplemente una invitada incómoda en el palacio, sino la verdadera titiritera que mueve los hilos de muchas tragedias.
Durante mucho tiempo, los espectadores hemos escuchado a Cruz hablar del asunto, primero con Hann y luego directamente con Leocadia. En esos diálogos, la marquesa mencionaba a menudo la muerte de Dolores y dejaba caer que sabía más de lo que parecía. Ahora entendemos por qué: porque Leocadia estuvo directamente implicada.
¿Qué motivó a Leocadia?
La gran pregunta no es solo quién mató a Dolores, sino por qué lo hizo. Para comprenderlo, hay que volver a la época en que Dolores trabajaba como criada en el palacio y mantenía una relación secreta con Alonso Luján, el marqués. De esa relación nació un embarazo, y con él, un niño que más tarde conoceríamos como Curro.
Para Leocadia, aquella situación fue una oportunidad perfecta para ganarse el favor de varias figuras clave de la familia Izquierdo. Aunque pueda sonar retorcido, lo cierto es que la muerte de Dolores le permitía anotarse varios triunfos a la vez:
- Con Cruz, a quien consideraba su mejor amiga, podía “liberarla” del dolor de saber que su marido tenía una amante y un hijo ilegítimo.
- Con Eugenia, con quien nunca fue realmente amiga, pero con la que mantenía cierta relación por interés, podía ofrecerle un hijo como si fuera suyo.
- Con el varón de Linaja, su amante en aquel entonces, podía darle lo que más deseaba: un nieto. Y, lo más importante, un nieto que no proviniera de Alonso, a quien detestaba por cómo criaba a sus hijos.
En resumen, Leocadia creyó que con un solo movimiento —acabar con Dolores y quedarse con el bebé— ganaría en todas las direcciones. Un plan frío, calculado y sin una pizca de humanidad.
La red de crimen en Los Pedroches
No hay que olvidar, además, que Leocadia formaba parte de una banda criminal que actuaba en la región del valle de los Pedroches. Eran, en esencia, mercenarios de la peor calaña: capaces de matar a una mujer para robarle un bebé, de secuestrar, extorsionar o cometer cualquier barbaridad por dinero.
En ese contexto, Dolores fue simplemente una víctima más. Para Leocadia, su embarazo no era otra cosa que una ficha en el tablero de poder con el que jugaba. Sin embargo, aquí se produce una ironía cruel: la propia Cruz se opuso al plan. Aunque Leocadia pensaba que le estaba haciendo un favor, Cruz no quería aceptar en su familia al hijo ilegítimo de su marido con una criada. Esa negativa provocó un quiebre en la amistad entre ambas mujeres, una ruptura que marcaría sus destinos para siempre.
A pesar de la oposición de Cruz, Leocadia siguió adelante y convenció al varón de Linaja. El crimen se ejecutó tal como lo vimos en las primeras escenas de la serie: Dolores fue asesinada y su hijo fue arrebatado de sus brazos. Ese niño era Curro.
La gran máscara de Leocadia
Uno de los aspectos más escalofriantes de esta revelación es cómo Leocadia logró mantener su secreto durante tanto tiempo. Incluso Alonso, cuando descubrió que Curro era su hijo, le confió la historia a la propia Leocadia. Ella, con una sangre fría impresionante, fingió sorpresa, horror y compasión, interpretando el papel de su vida.
Así, logró engañar no solo a los personajes de la serie, sino también a los espectadores durante meses. Su máscara era perfecta: la de una mujer aparentemente cordial, amiga leal, consejera cercana… cuando en realidad era la responsable de uno de los crímenes más terribles del pasado del palacio.
La mentira a Petra
Otro detalle interesante es lo que supo Petra Arcos, el ama de llaves. A ella nunca se le contó la verdad completa. Lo que le dijeron fue que Dolores había aceptado dinero a cambio de entregar a su hijo y marcharse lejos. Petra, convencida de esa versión, jamás imaginó que detrás de todo estaba un asesinato brutal.
Esto demuestra hasta qué punto Leocadia y los suyos supieron manipular a todos a su alrededor, ocultando el crimen bajo capas de mentiras.
Una villana más oscura que la marquesa
Muchos seguidores de La Promesa veíamos en Cruz la gran antagonista de la serie. Pero con esta revelación queda claro que Leocadia está en otro nivel. Su capacidad para manipular, su crueldad y su habilidad para mantenerse oculta la convierten en una villana incluso más peligrosa que la marquesa.
De hecho, podría decirse que todos los villanos que hemos visto hasta ahora se quedan cortos frente a ella. La diferencia está en su estilo: mientras otros actuaban con ira, con rencor o con intereses económicos, Leocadia lo hace con un maquiavelismo frío, casi quirúrgico. Ella planifica, mueve los hilos y disfruta viendo cómo los demás caen en su red.
El vínculo con Cristóbal Ballesteros
Las escenas recientes junto a Cristóbal Ballesteros han terminado de desenmascararla. Ante él, Leocadia se muestra sin filtros, hablando abiertamente de su pasado y de cómo buscaba venganza contra los Luján. Confiesa que ni siquiera tuvo que esforzarse demasiado, porque la propia familia se ha ido destruyendo sola.
Estas confesiones nos muestran la auténtica naturaleza de Leocadia: una mujer oscura, retorcida, y con más secretos aún por descubrir. Lo inquietante es que todo indica que todavía guarda información más turbia que la que ya conocemos. Y si pensamos en la facilidad con la que eliminó a Dolores, cualquiera en el palacio podría estar en peligro.
Dolores: la víctima olvidada
Y en medio de todo esto, no hay que olvidar a la verdadera víctima: Dolores. Una criada que, más allá de sus decisiones personales, jamás mereció el destino que le impusieron. Su único “error” fue enamorarse del marqués y quedarse embarazada. A partir de ahí, su vida quedó marcada por el infortunio, hasta convertirse en el blanco perfecto de Leocadia.
Que su muerte se haya resuelto en la trama es, de algún modo, un acto de justicia para ella y para su hijo Curro. Sin embargo, el dolor y las consecuencias de ese crimen siguen proyectándose en todos los personajes, incluso tantos años después.
¿Qué pasará ahora?
Con la verdad ya sobre la mesa, se abren nuevas incógnitas. ¿Descubrirá Curro algún día que la responsable de la muerte de su madre es Leocadia? ¿Qué hará Alonso si llega a saber que confió en la asesina de Dolores? ¿Y cómo reaccionará el resto del palacio al descubrir que han convivido con una mujer capaz de semejante atrocidad?
Por ahora, lo único seguro es que Leocadia sigue jugando a dos bandas, manteniendo sus planes junto a Cristóbal Ballesteros y escondiendo cartas que podrían dar un vuelco completo a la historia.
Conclusión
El enigma sobre quién mató a Dolores ha quedado resuelto: Leocadia fue la culpable. Pero más allá de la respuesta, lo verdaderamente perturbador es la manera en que lo hizo, los motivos que la guiaron y la frialdad con la que lo ocultó durante tanto tiempo.
Leocadia se revela como la gran villana de La Promesa, un personaje peligroso cuya máscara apenas comienza a resquebrajarse. Y aunque ahora Dolores pueda descansar en paz, la sensación que nos queda es clara: mientras Leocadia siga en el palacio, nadie está a salvo.